El Linaje de Toumai.
El Planeta de los Simios no tendrá, ay, lugar. Más bien será el Planeta sin los Simios. Por más que nos dediquemos a hacer versiones y versiones en el cine de la misma fantasía, cuyo significado quizá tenga relación precisamente con nuestros miedos más profundos en cuanto homo sapiens.
Hace cuatro millones de años, cuarenta especies de primates dominaban el mundo. Hoy solo quedan seis de esas especies y cinco de ellas (gorilas, chimpancés, bonobos, gibones y orangutanes) están en riesgo serio de extinción por culpa de la sexta, es decir, de nosotros. Frente a los 7.000 millones de humanos, solo quedan 200.000 gorilas, 100.000 chimpanzés, 69.000 orangutanes y 10.000 bonobos. Es decir, menos simios en el planeta que seres humanos en tan solo uno de los barrios de una ciudad como Madrid. Arganzuela, pongo por caso.
Los primates engrosarán, si no lo evitamos, la lista de especies destruidas por el hombre. Serán 5 más más entre las 500 especies desaparecidas (o más bien eliminadas por el hombre) desde el Descubrimiento de América hasta la fecha. Pero con el agravante de que estas cinco especies amenazadas, descienden del mismo abuelo común que nosotros, el fascinante Toumai que descubrió Brunet en el Chad hace 10 años. Son criaturas que se parecen inquietantemente a nosotros. Desde los trabajos de Goodall a la epopeya del fabuloso chimpancé Nim Chimpsky, sabemos que fabrican refinados instrumentos, que se comunican con lenguaje vocal, que tienen conciencia, incluso que sienten emociones similares a las nuestras, desde la melancolía a la euforia de la autorrealización…. Y precisamente por ese parecido, la extinción de los simios, si tiene lugar, será el último aviso para nosotros, los últimos homínidos sobre el planeta. Aunque quizá llegue tarde.
