Joludi Blog

Jul 29
Debajo de las cosas.
Mercedes está indignada porque ha sabido que, ayer mismo, otro pequeño cachorro de lince ibérico ha muerto atropellado por un conductor despistado, en Huelva. Y ya van 13 linces este año. Es un escándalo, dice, que mueran de esa...

Debajo de las cosas.

Mercedes está indignada porque ha sabido que, ayer mismo, otro pequeño cachorro de lince ibérico ha muerto atropellado por un conductor despistado, en Huelva. Y ya van 13 linces este año. Es  un escándalo, dice, que mueran de esa manera los felinos más amenazados del planeta Tierra. 

Comparto su escándalo, y comento que es bien irónico y triste que estas criaturas de vista tan aguda, no alcancen a ver la brutalidad mecánica de los humanos. No sirve para ello su vista de lince, le digo a mi hija. 

Al escuchar esta observación, Mercedes me corrige. Me dice que lo de vista de lince no lo decimos por estos felinos, sino por un personaje de la mitología griega. Concretamente por Lynceo, uno de los tripulantes de la nave Argo, en busca del vellocino de oro, quien, según el mito, tenía tanta capacidad visual que incluso podía ver debajo de las cosas…

Ante mi expresión de incredulidad, me dice, claro, que eso lo ha leído en internet, en muchas páginas. Que está segura…que está vez me ha pillado.

Pues, sí. Seguramente se dice eso en muchas páginas de internet. Pero seguría siendo incorrecto aunque se dijese en todas.

Es cierto que Lynceo, el de la vista portentosa, es uno más entre los selectos héroes que recluta Jasón para ir en busca de la piel dorada del carnero (un topos que la literatura, y especialmente el cine, ha reproducido hasta la saciedad, desde Los Siete Samuráis de Kurosawa a Oceans’s Eleven o Monuments Men). Sí. Es cierto que en el Argo tenemos a Lynceo, como vigía sobrenatural, tal como nos cuenta Apolonio de Rodas. Pero no es menos cierto que ese Lynceo se llama así precisamente por tener vista de lince…

Los griegos llamaban lince al lince, es decir, lygnz, por el extraño fulgor de sus ojos, al que atribuían precisamente su poderosa agudeza visual. El lygnz griego se remonta a la raíz indoeuropa leuk, luz, que nos da decenas de palabras relacionadas con lo luminoso o lo blanco, desde la misma “luz” a “elucubrar” o “luna”…

La razón por la que el mito le da al argonauta el nombre de Lynceo es precisamente porque nos lo quiere presentar como un verdadero “lince”. Esto es muy usual en la mitología. Nos encontramos en los mitos con muchos nombres de personajes que nos revelan, si miramos bien, con esa vista de lince que debería permitirnos ver por debajo de la superficie de las cosas, su verdadera naturaleza. Técnicamente estos nombres se denominan nombres expresivos (en inglés redender names, en italiano nomi parlanti, o Sprechender Name en alemán). 

En la Argonáutica hay muchos nombres expresivos. Por ejemplo Nauplia, uno más entre aquellos heróicos marineros que zarpan hacia la Cólquide, y cuyo nombre se deriva obviamente de naus, barco. Los linces son, por lo tanto, y no ese argonauta al que se refería Mercedes, evocando no se cuántas páginas de internet, el origen del dicho, y el verdadero símbolo de la inteligencia que capta lo que está bajo la superficie de las cosas. Por eso en Italia, allá por el siglo XVII un grupo de sabios renacentistas decidieron crear la Accademia dei Linzei, que con el tiempo ha tenido los más prestigiosos miembros, desde Galileo hasta Pasteur o Einstein. Todos ellos, verdaderos linces, en un sentido muy propio.

Es muy simbólico que estos maravillosos felinos estén siendo víctimas, por las carreteras onubenses, de tantos conductores desatentos, seguramente atontados por la digestión de una excesiva paella y los vapores de litros de sangría. La desaparición de esos magníficos linces bajo los neumáticos de los viles utilitarios, tal vez evoca el hecho de que en nuestro tiempo, cada vez somos más incapaces de ver lo que realmente está debajo de las apariencias.

Ni siquiera con ayuda de internet, que a veces más que favorecer esa visión, la enturbia.