Joludi Blog

Ago 26
El vino y el mar.
Siempre me ha intrigado el hecho de que Homero hable una y otra vez del mar “color de vino”. Te aseguro que he mirado y remirado muchas veces el mar para entender por qué Homero (o quien quiera que haya escrito esas maravillosas...

El vino y el mar.

Siempre me ha intrigado el hecho de que Homero hable una y otra vez del mar “color de vino”. Te aseguro que he mirado y remirado muchas veces el mar para entender por qué Homero (o quien quiera que haya escrito esas maravillosas historias) podía decir eso. Pero anoche, en la cama, tuve la sensación de haberlo comprendido. Releyendo por enésima vez la Odisea, pensé que la idea de color en griego antiguo era tal vez más amplia que la nuestra. Abarcaba no solo el valor en la escala cromática sino aspectos adicionales como la densidad visual, el matiz, la transparencia…En ese sentido, el vino sí podría ser como el agua de mar. Hay algo en común para el ojo entre ambos líquidos. Tiene que ser esto. Me lo confirma el dato curioso de que en latín por ejemplo, en algunos casos, el color tiene una palabra distinta según si es brillo o mate. Por ejemplo, en latín hay dos palabras para “negro”:  el horrible negro mate, “ater” (de aquí viene nuestro adjetivo “atroz”) y el elegante negro brillante “niger”. Lo mismo con el blanco, que podía ser “albus” o “candidus”. Esto me sugirió la idea de que para los antiguos, el campo semántico del “color”, debió ser bastante más amplio que el nuestro. Tendríamos entonces una explicación para la dichosa metáfora homérica sobre el color de vino del mar. Una comparación enigmática que no es la única incomprensible a nuestros ojos en la Iliada o la Odisea.