Joludi Blog

Sep 16
Animales.
En Tordesillas creo que juegan hoy los mozos a hacer sufrir al tristemente famoso toro de la Vega. Hace unos días, en Lequeitio, otros chavalotes jugaban de forma similar, a ver quien cortaba más eficientemente la cabeza a un ganso (aunque...

Animales.

En Tordesillas creo que juegan hoy los mozos a hacer sufrir al tristemente famoso toro de la Vega. Hace unos días, en Lequeitio, otros chavalotes jugaban de forma similar, a ver quien cortaba más eficientemente la cabeza a un ganso (aunque hay que reconocer que ahora ya se trata de un ganso de goma, cosa loable). Toda esta pasión por entretenerse fastidiando sin más a una pobre criatura es algo muy de Occidente, muy del llamado mundo desarrollado, que muestra en esto un indiscutible atraso, simplificando, con respecto al mal llamado Tercer Mundo. La antropología se ve confirmada, además, por la filología. El hombre occidental siempre ha visto el martirio animal como un elemento esencial de la diversión colectiva. La palabra inglesa, game, vinculada a un término protogermánico relacionado con las actividades grupales, tiene el doble sentido de juego o diversión, y cacería. En Francia, el juego medieval más popular era lanzar piedras a un pobre pollo para ver quien lo descabezaba antes y con ello se llevaba el monto de la apuesta (de aquí viene el término inglés poule, como modalidad de juego de mesa con mucha apuesta, o el vocablo polla que se usa en latinoamérica como sinónimo de porra o apuesta grupal. La misma idea de deporte, nuestro entretenimiento universal, tiene raíces en la caza por placer y en la guerra. El “desport”, la consolación, solaz o deporte de los reyes, por excelencia, no era otro, claro está, que la caza y la guerra. Tal vez sigue siéndolo.


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