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Mar 27
Diálogos Socráticos.
–¿Y que me dices de lo de Trump y la Tempestuosa Daniels…? ¿No piensas que eso será la clave para la caída definitiva del rubicundo y potente potentado, ahora que llegan los idus del midterm?
–No lo creo. Sostengo que esa...

Diálogos Socráticos.

–¿Y que me dices de lo de Trump y la Tempestuosa Daniels…? ¿No piensas que eso será la clave para la caída definitiva del rubicundo y potente potentado, ahora que llegan los idus del midterm?
–No lo creo. Sostengo que esa relación con la actriz porno fue un puro amor platónico…
–¿Platónico? ¿Bromeas? ¿Has visto las fotos de esa mujer?
–Sí. Y puedo demostrar que se trató de un amor platónico.
–Te desafío a que lo hagas, oh moderno Sócrates.
–Con mucho gusto. Empezaré declarando que en esa relación hubo amor.
–Querrás decir sexo.
–Pero, querido amigo ¿a qué nos referimos cuando usamos la expresión “hacer el amor”?
–Al acto sexual, lo sabes tan bien como yo.
–Entonces, habrás de reconocer que, al menos en el uso común de las palabras, amor y sexo son cosas que vienen juntas.
–Lo aceptaré, si así te doy el gusto.
–¿Y no es el uso común de las palabras el que debe definir su significado?
–Seguramente.
–Entonces ya podemos establecer que esos encuentros entre Trump y la bella Daniels eran encuentros de amor.
–No puedo negarlo del todo. Pero de ahí a que se tratase de amor platónico…
–Veamos. ¿Tu eres consciente de que Trump es el más platónico de los hombres políticos?
–¿Como ha de serlo?
–Déjame explicártelo. Debo asumir que has leído a Platón…
–Ciertamente.
–Entonces recordarás que en esos libros que Platón dedica a examinar los principios de la vida política, como Las Leyes o la República, se establece la validez de mentir al pueblo, a fin de educarlo mejor…
–Puedo concederlo en parte, si bien no recuerdo ningún pasaje en el que Platón haya dicho eso con tanta claridad como dices.
–En el libro I de La República, querido amigo, Platón nos habla de las  mentiras que los políticos y gobernantes pueden utilizar en varios casos. Son las falsedades que él llama mentiras nobles o mentiras medicinales. Y en el libro II de Las Leyes, Platón pone nuevamente en boca de Sócrates la importancia de fabular en aras de proteger el bien común.
–¿fábulas? ¿mentirasmedicinales?
–En efecto. Y al igual que las medicinas no pueden ser administradas por los legos en el arte de sanar, Platón nos dice que las mentiras medicinales son privativas de los buenos gobernantes. Incluso en la más racional de las sociedades, nos dice el filósofo, la vida no es posible sin alguna falsedad fundamental. La mentira noble, la mentira medicinal, es el pegamento que mantiene unida a la sociedad y puede y debe ser utilizada (o incluso fabricada cuando conviene) por el sabio gobernante, para la mayor seguridad, cohesión y justicia del Estado…
–Creo que debes estar sacando de contexto algún párrafo aislado de los diálogos platónicos…
–De ningún modo. La defensa que hace Sócrates de las fábulas en manos de los gobernantes es sistemática, extensa y fundamentada, y argumenta en profundidad la autoridad moral de los gobernantes para inventarse relatos que acaso pueden ser falsos en su conjunto pero que contienen algo de verdad, como los “cuentos fenicios” ( ψεῦσμα Φοινικικόν). Solo es necesario que esa invención se realice para garantizar la unidad del pueblo y el buen servicio de sus guardianes…
–¿Y a dónde quieres llegar, si eso fuese así?
–Pues te propongo que actuemos como el hábil carpintero, que primero corta y pule las piezas de su obra y luego las une sabiamente…
–De acuerdo.
–Hemos concluido, de una parte, que la relación entre Trump y esa damisela de formas generosas fue una relación de amor…¿No es así?
–Así te lo acepté.
–También hemos dado por bueno que Platón propugnaba el derecho de los gobernantes a mentir.
–Sí. En parte.
–Y ciertamente entonces, podríamos decir que Platón fue el primer defensor de las “fake news” divulgadas por los políticos. Lo que hace a Donald Trump un gobernante inequívocamente “platónico
–En cierto modo. Esto entra dentro de tu manía de forzar las palabras.
–Pues uniendo todas estas conclusiones, tenemos derecho a decir que esa relación tan de actualidad del platónico Trump con la exuberante Stormy fue un ejemplo perfecto de “amor platónico”.
–Una vez más me has confundido con toda tu palabrería. Mi cabeza es ya un caos.
–Muy bien. Porque del caos nace el mundo, según nos enseña el mito. Quizá por eso el propio Trump ha declarado que ama el caos..mira por dónde. Todo lleva a todo.


Ene 23
Mitos.
Le recomiendo por enésima vez a Marta, haciendo caso omiso de que los esfuerzos inútiles conducen al animal humano a la melancolía, que lea los diálogos de Platón.
No solo es un asunto de cultura general. Recordemos la afirmación de Alfred N....

Mitos.

Le recomiendo por enésima vez a Marta, haciendo caso omiso de que los esfuerzos inútiles conducen al animal humano a la melancolía, que lea los diálogos de Platón.
No solo es un asunto de cultura general. Recordemos la afirmación de Alfred N. Whitehead en Process and Reality: “The safest general characterization of the European philosophical tradition is that it consists of a series of footnotes to Plato”.  
Esta célebre cita del coautor de los principia mathematica es una afirmación un tanto exagerada, ciertamente, pero refleja bien la idea de que en los Diálogos de Platón está dispersa una increible riqueza de ideas completamente actuales. Leer a Platón, empezando por cualquiera de sus páginas, es disfrutar de una fiesta ntelectual sin igual y adentrarse en el mejor exponenete de una tradición de pensamiento que aún no había sufrido la enfermedad de la excesiva sistematización.
Marta me dice que no entiende mucho mi admiración por Platón y en general por los antiguos griegos. “¿Cómo puedes apreciar el intelecto de gente que creía en esos chuscos dioses del Olimpo y en todos esos mitos sobre la Naturaleza y la Creación”?
Le contesto que los mitos griegos no eran algo en lo que necesariamente creyeran todos los griegos. Eran más bien metáforas inspiradoras, instrumentos educativos muy convincentes. El propio Platón reconocía que los mitos eran mentiras, pero que eran mentiras aceptables en la medida en que ayudan bien a la educación de los jóvenes.
Pensar que los antiguos griegos aceptaban como verdad las tristes vicisitudes de Prometeo o las conquistas amorosas de Zeus disfrazado de cisne o de toro, viene a ser como creer que nuestros contemporáneos avalan la veracidad de la existencia de Bambi, las visitas anuales de Papá Noel o la realidad de los personajes de Marvel. Son seres estos que forman parte de nuestra cultura y nuestro lenguaje cotidiano (”mira ese bambi junto al árbol”, “qué te ha traído Papa Noel“, estás hecho un superman”…) pero no damos crédito a su verdadera existencia.
No es descartable que algunos griegos antiguos creyesen a pies juntillas en el mito de Perseo o en los trabajos de Hércules. Pero también en nuestro tiempo hay gente que está convencida de que los nacidos en ciertos días del año son por fuerza obstinados mientras que los que han nacido en otros días son por lógica razonables, todo ello a causa tan solo de la posición en el cielo de ciertos planetas en el momento del nacimiento. La diferencia es que uno de esos ridículos horóscopos que al parecer todo el mundo lee cada día, no aporta gran cosa a nadie. Los mitos griegos, en cambio, condensaban una fascinante sabiduría sobre la vida y las relaciones humanas. Una sabiduría intemporal.