Joludi Blog

Oct 31
Luna de Plata.
La luz plateada de la Luna, silvery moon, lune d'argent…Es un tópico frecuentísimo en la literatura y la poesía. No se libran de él ni Shakespeare, ni Milton ni Baudelaire. Incluso Lorca cae en el lugar común. Aunque en el caso de...

Luna de Plata.

La luz plateada de la Luna, silvery moon, lune d'argent…Es un tópico frecuentísimo en la literatura y la poesía. No se libran de él ni Shakespeare, ni Milton ni Baudelaire. Incluso Lorca cae en el lugar común. Aunque en el caso de Federico el topicazo queda redimido por el inigualable talento, por la genialidad inesperada: “Cuando sale la luna, de cien rostros iguales, la moneda de plata,  solloza en el bolsillo...”.

La asociación entre plata y luna, de hecho, era tan fuerte y tan universal que en la Antigüedad, los médicos recetaban sales de plata para tratar a los “lunáticos”…

Ahora bien, ¿por qué los poetas-y los antiguos galenos- se fijan tanto de la luz plateada de la luna y no se preguntan por qué precisamente la luz de la luna es “de plata”, mientras que la del sol es, digamos “de oro”?. A mi siempre me pareció algo muy intrigante.

Sin embargo, la respuesta es sencilla. La luna es infinitamente menos luminosa que el sol, del cual toma prestada un poco de luz. La lunea es una fuente lumínica 400.000 veces menos intensa que el sol de mediodía. Vemos la luna tan solo porque la oscuridad en el cielo es casi completa. Pero es en realidad una luz debilísima. Tan tenue que si bien es capaz de activar los bastones de nuestra retina, no llega a hacerlo con respecto a las otras células fotorreceptoras del ojo, los conos, que son los que realmente perciben el color.

Por eso vemos la luna gris o, si lo prefieres, líricamente plateada. Cuestión de conos y bastones. Es una explicación muy poco poética, pero tiene la ventaja de que es cierta. Suele pasar.