Frío glaciar.
A un amable lector le ha llamado la atención mi expresión “alarmismo profiláctico”, que he usado en un reciente post. Con mucho gusto le comento.
Utilizo el adjetivo profiláctico en el mismo sentido en el que los ingleses usan el término preemptive. Es a lo que en certera expresión castellana nos referimos cuando decimos “poner la venda antes de la herida”.
El alarmismo profiláctico es esa nueva táctica de los poderes públicos y su eco en los medios, en el sentido de sobredimensionar las amenazas o peligros que pueden afectar al ciudadano, al objeto de evitar que si algo malo ocurre, se pueda decir que no se ha hecho nada desde las instituciones para prevenirlo.
En última instancia, el alarmismo profiláctico es un subproducto de la cultura del miedo, en la que vamos adentrándonos cada vez mas. Un miedo alimentado sistemáticamente por los gobiernos y los medios. Un miedo que acaba convirtiéndose en un aliado inmejorable del control ciudadano por parte del Estado y en el colosal enemigo de las libertades, puesto que acaba con esas libertades desde dentro, desde el interior de las conciencias. No hay peor alambrada que la que nos tienden en torno al corazón.
El temporal de frío que estamos viviendo en estos momentos es inusual realmente. Pero quizá no es tan extraordinario, si nos fijamos bien. Nieva en estos momentos en la ciudad de Murcia, me dicen. Y en Madrid se ha llegado esta noche a 6 bajo cero. Pero basta un vistazo a las series historicas para comprobar que en los últimos 80 años, en Madrid, por ejemplo, ha habido 33 días con 5 grados bajo cero o más. 12 días con 6 grados bajo cero. 11 días con 7 grados bajo cero. 4 días con 8 grados bajo cero e incluso 2 días con 9 grados bajo cero…
Hoy es un día frío desde luego. He visto hace un rato yo mismo que los arroyos de la dehesa muestran una gruesa capa de hielo. Pero, francamente, yo he dado hoy mi paseo en bicicleta como cualquier otra mañana, sin notar demasiado el famoso viento polar. Un paseo delicioso, por añadidura.
Este frío puede o no ser extraordinario. Tal vez lo sea. Pero lo que es extraordinario, sin ninguna duda, es la cobertura mediática que está recibiendo. Esto nunca lo he vivido. Y esa cobertura mediática sobredimensionada, profiláctica, alarmista… yo la veo como un exponente más del tremendo frío que está empezando a hacer en el ámbito de las libertades. Un frío glaciar realmente.
