Joludi Blog

Mar 4
Like sheep to the slaughter.
Defender la libertad de decir estupideces (que es al fin y al cabo una simple variante de la más general libertad de expresión) no es cosa que esté de moda en estos tiempos tan grises, en los que se pena con carcel a...

Like sheep to the slaughter.

Defender la libertad de decir estupideces (que es al fin y al cabo una simple variante de la más general libertad de expresión) no es cosa que esté de moda en estos tiempos tan grises, en los que se pena con carcel a quien tuitea ciertas cosas o se lleva a la cárcel a unos titiriteros mas bien majaderos.
En este sentido hay que enmarcar la insólita y enérgica reacción de los líderes políticos y los responsables institucionales frente al oprobioso autobús de esos integristas. Una reacción avalada por el escandaloso silencio de quienes deberían alzarse frente a todo lo que fuese sospechoso de cercenar la libertad de expresar las ideas propias, por más que sean aberrantes, repugnantes o simplemente idiotas, como es precisamente el caso.
Es verdad que ha habido voces-no muchas-que han expresado tímidamente sus dudas al respecto. Incluso ha habido quien ha sacado a relucir la famosa frase falsamente atribuida a Voltaire, que viene muy a propósito: “Puede que no esté de acuerdo contigo, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a expresar esa opinión…”.
Pero mas allá de unas dignas excepciones, casi todos, a derecha e izquierda, han aplaudido la acción policial contra el dichoso autobús que, por cierto, es una iniciativa de quienes son, conspicuamente, enemigos furibundos de la libertad de expresión, tal como lo demostraron, por ejemplo, con su esfuerzo (exitoso) de procesar a Leo Bassi por parodiar al Papa.
El estruendoso silencio de los que suponíamos adalides de ese pilar de la democracia que es el derecho a expresarse, es una prueba más de que vamos camino del liberticidio generalizado.
Porque si la libertad es algo, como diría Orwell, es precisamente el deber de escuchar lo que no nos gusta escuchar. George Washington solía afirmar, con acierto, que cuando la libertad de expresión es suprimida, entonces los que han callado frente a ese expolio pueden ser conducidos sin más, como los corderos al matadero (”…like sheep to the slaughter”).
Hay por tanto una cierta relación entre el populismo triunfante de nuestros tiempos y la calculada cobardía de quienes callan frente a los ya numerosos atropellos a la libertad que se están produciendo una y otra vez. El desdichado autobús ha sido simplemente un caso más.
Escribo esta defensa de los necios a expresar su necedad (con o sin autobuses) a sabiendas de que la mayoría opina lo contrario y que no es algo que vaya a despertar mucho consenso. Pero me da ánimos para proclamar mi intolerancia frente a la intolerancia el recuerdo de aquello que decía el llorado Christopher Hitchens y que suscribo palabra por palabra. En especial el último párrafo: “Mi propia opinión es suficiente para mí, y declaro el derecho a defenderla contra todo consenso, toda mayoría, en cualquier sitio, en cualquier ocasión y en cualquier momento. Y todo el que esté en desacuerdo con mi derecho a expresar mi opinión, ya puede ir cogiendo turno, ponerse en fila y besar mi culo”


  1. ganduleando ha reblogueado esto desde joludi
  2. joludi ha dicho: Me alegra lo que dices. Un abrazo.
  3. infinismundi ha reblogueado esto desde joludi
  4. infinismundi ha dicho: El autobus de marras me afecta personalmente. No me duele. No me ofende. Creo q la libertad (en general) es el bien mas preciado y no tiene limites. Cualquier accion para limitarla solo sirve para justificar el siguiente atropello. Y por lo q vemos no serĂ¡ el ultimo.
  5. joludi ha publicado esto