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Liberalización
Hace casi 200 años, el Parlamento Inglés aprobó la primera ley laboral en el sentido moderno. La Cotton Factory Regulation Act prohibía la contratación de niños como trabajadores en las fábricas textiles. Pero eso sí, no se consideraba niños a las criaturas de más de 9 años, que podían seguir currando como si tal cosa, aunque con un prudente límite de 12 horas diarias de jornada laboral.
Pues bien, esta norma generó inmensas protestas entre la clase empresarial inglesa. Se consideraba un absurdo limitar la libertad de mercado. Y se vaticinaba toda clase de males por esa interferencia del legislador en los sacrosantos mecanismos de la oferta y la demanda de empleo…¡A dónde iremos a parar!, pensaban.
