Cuenta Frank Brady, en la absolutamente fascinante biografía Endgame, que a Bobby Fischer le llevaron, siendo muy joven, a un burdel. Salió el genio de aquel establecimiento al cabo de aproximadamente una hora. Y se limitó a mascullar una breve frase: “chess is better”.
Algo igualmente lacónico y no exento de relación, aunque en diferente circunstancia, dijo Taimanov, el gran maestro ruso y experto pianista, cuando fue aplastado por el mismo Fischer en un match del torneo de candidatos.
Tras perder 6-0 frente al prodigio norteamericano, Taimanov, se limitó a decir: “Me queda la música”.