Los Cinco Jinetes del Apocalipsis. Anoche, en el coche, viniendo de Vielha a Boí Tahull, mientras fuera el viento soplaba helado entre las cumbres del pico Falcó y el pico Cerví, y el termómetro marcaba cinco bajo cero, yo disfrutaba charlando con mi hija mayor sobre lo que a mi modo de ver hace sufrir a los seres humanos. Le decía a Mercedes que en mi opinión, lo que destruye la felicidad de los hombre son los que yo llamo los Cuatro Jinetes del Apocalipsis del alma humana, esto es, el Odio, el Miedo, la Culpa y la falta de Autoestima. Esos cuatro “malvados”, le explicaba yo a Mercedes, si les franqueamos el paso a nuestro interior, devoran insaciables nuestra dicha, y son la causa de incontables problemas y sufrimientos. –Pero falta el amor en la lista, ¿no?–me contestó Mercedes, sin titubear, justo cuando tomábamos la desviación desde Pont de Suert hacia el valle de Taüll. –¿El amor? No entiendo bien que quieres decir. –Claro–replicó–si el amor no es correspondido también es algo horrible… Me sentí “tocado”. Y no pude evitar una sonrisa ante la observación de la chica de 14 años. Tras unos instantes de silencio le dije a Mercedes que tenía razón, que no se me había ocurrido ese punto. Podría haberle contestado que precisamente, el amor no correspondido es algo tan amargo porque debilita la autoestima, porque crea sentido de culpa, porque induce el miedo absurdo de no ser querido nunca y en ocasiones, promueve también el odio. Pero en lugar de llevar la conversación por esos derrroteros, le propuse que tuviésemos una conversación específica sobre lo bueno y lo malo del amor, cualquiera de estos días que pasaremos en las montañas. Mientras tanto, le dije, yo aceptaba incluir en mi lista un quinto jinete. Pero sólo provisionalmente… Y en ese punto fue cuando llegamos a nuestro destino, no muy lejos de una de las más hermosas iglesias del portentoso románico catalán.
