Joludi Blog

Abr 4
Mandamases y Caciques.
Hice esta foto Kyoto. Es una zona del MacDonnald de la estación ferroviaria. Se trata de una especie de barra en la que los clientes se pueden comer su hamburguesa mientras consultan su ordenador portátil, debidamente conectado...

Mandamases y Caciques.

Hice esta foto Kyoto. Es una zona del MacDonnald de la estación ferroviaria. Se trata de una especie de barra en la que los clientes se pueden comer su hamburguesa mientras consultan su ordenador portátil, debidamente conectado a una banda ancha rapidísima.

Se pueden sacar tres conclusiones viendo esto.

La primera es una reflexión sobre la fuerza de la cultura local. No se concibe otro lugar del mundo donde los clientes de una hamburguesería deseen comerse su hamburguesa mientras trabajan en sus ordenadores (o lo que sea).

La segunda reflexión es precisamente la fuerza de la cultura global. Después de todo, lo que estamos viendo es un restaurante típicamente americano, en el corazón del Japón imperial tradicional (la única ciudad respetada los bombardeos de la segunda guerra mundial).

La tercera reflexión es que hay chalados en todo el mundo, porque hay que estar un poco majareta para sentarse en esos cubículos infames a indigestarse con la ciberhamburguesa, teniendo la posibilidad, a diez metros, de deleitarse con un buen plato de sushi, por menos de 10 dólares. Un plato como el que cené anoche en el Tao de Pozuelo, pero a un precio bien distinto.

La dialéctica entre lo local y lo global es una de las claves para entender el mundo que nos rodea. ¿Qué pesa más de las dos cosas en la dinámica cultural y de márketing?

Yo tengo mi propia teoría. Creo que todo depende de quien manda aquí. Para el mandamás global (por ejemplo, el Director Internacional de Coca Cola), lo local no representará como mucho ni siquiera un 25%. Para el cacique local (por ejemplo el gerente de Coca Cola en Tokyo, lo global nunca deberá representar más de un 25% pues de lo contrario los conflictos culturales serán insalvables. A esto del 25% le llamo yo el coeficiente de reparto cultural.

De la lucha dialéctica entre caciques locales y mandamases globales, y de sus posiciones de poder, se deriva la forma específica en la que algo global se adapta a lo local (o no se adapta en absoluto). Este ala informatizada del MacDonnald de Kyoto es un ejemplo.

Esta Ley del 25% y de los Mandamases y los Caciques ayuda a entender muchísimos fenómenos económicos, culturales y sociales. Desde la adaptación de las marcas globales a los diferentes mercados, hasta el Estatuto de Autonomía de Catalunya, pongamos por caso. En ambos supuestos, lo que importa es quien manda aquí y cómo eso afectará al coeficiente de reparto cultural, que podrá oscilar entre un cuarto y tres cuartos.

Yo he llamado a mi ley la Ley del MC25 (mandamases y caciques, 25%). Invito a mis lectores a que la utilicen para iluminar un poco los misteriosos procesos de adaptación (o no adaptación) de las grandes cosas globales a las singularidades de cada instancia local.