Lo que nos hace humanos es la anticipación.
Epimeteo, no hace caso a los consejos clarividentes de su hermano Prometeo y se casa con Pandora. Su falta de visión, su incapacidad para comprender lo que de un modo u otro acabaría ella haciendo, tuvo, de acuerdo con el mito helénico, consecuencias fatales para toda la Humanidad. En esto hizo honor Epimeteo a su nombre, porque su nombre significa justamente “el que reflexiona tarde”, por contraposición a su hermano Prometeo, cuyo nombre significa “el que reflexiona anticipadamente.” Es fascinante que los antiguos griegos ya hubiesen intuido lo que la neurociencia actual confirma, esto es, que en el fenómeno humano, lo genuinamente prometeico es la capacidad para anticipar constantemente lo que normalmente va a ocurrir, la capacidad para minimizar la sorpresa. Y esto es así tanto a escala de civilización como de individuo.
Terminemos recordando las palabras de Alfonso el Sabio en Las Partidas:
Ley 5: Séneca se llamó un sabio que fue natural de Córdoba, y habló en todas las cosas muy con razón, y mostró cómo los hombres deben ser apercibidos en las cosas que han he hacer, acordándose sobre ellas antes que las hagan y dijo así: “que uno de los sesos que hombre mejor puede tener es aconsejarse sobre todos los hechos que quisiere hacer antes que los comience”