Joludi Blog

Feb 25
Fábulas físicas.
No todos los arcos iris son multicolor. Algunos son simplemente blancos. Los marineros los conocen bien. Y en los países lluviosos es más habitual verlos que por las latitudes mediterráneas. De hecho, en inglés tienen un nombre...

Fábulas físicas.

No todos los arcos iris son multicolor. Algunos son simplemente blancos. Los marineros los conocen bien. Y en los países lluviosos es más habitual verlos que por las latitudes mediterráneas. De hecho, en inglés tienen un nombre específico para ellos. Los llaman “fogbows”, arcos de niebla.

Su explicación física es parecida a la del arco iris (que es por cierto bastante complicada, y la acometieron sucesivamente y con distinta fortuna Aristóteles, Teodorico de Friburgo, Newton e incluso Descartes).

Tanto en el arco iris como en el fogbow, la magia está en un infinitesimal juego óptico de difracción y refracción de la luz solar a través de las incontables gotitas de agua, convertidas en microlentes. La única diferencia es que en los fogbows, las gotitas son sumamente pequeñas, con un diámetro inferior a 100 micrometros.

Cuanto más pequeñas son las gotas de un arco iris, más grandes son sus bandas de color. Si las gotitas son demasiado minúsculas, esas bandas de color se solapan unas con otras. Suman entonces sus colores, y el resultado es ¡ay! el blanco. Nada de colores.
En cierto modo, por lo tanto, un fogbow es un arco iris frustrado. Un arco iris demasiado ambicioso que pretendía conquistar el primado cromático, el record Guinness de las franjas de color más grandes y vistosas. Pero el arquito forzó las leyes de las cosas más allá de sus límites naturales. Y perdió así los colores que hubieran justificado su efímera existencia.

Quizá un día escriba un cuento sobre esto. Si le encuentro un final feliz. Y a lo mejor se me ocurren más fábulas parecidas. Fábulas físicas se podrían llamar.


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