Joludi Blog

Dic 31
2018
Una persona de mi conocimiento, que sabe de matemáticas y cree en la numerología, dice que el 2018 es año de mal augurio pues el número 2018 resulta tener una soprendente relación con el famoso 666 (resulta que el inverso de 666 elevado a sí...

2018

Una persona de mi conocimiento, que sabe de matemáticas y cree en la numerología, dice que el 2018 es año de mal augurio pues el número 2018 resulta tener una soprendente relación con el famoso 666 (resulta que el inverso de 666 elevado a sí mismo es cierta potencia de sí mismo que da como resultado 2018; haz el cálculo si quieres, querido lector; he copiado más abajo la expresión algebráica para facilitarte el trabajo).  Pues creo que ya hay gente que se está preocupando mucho por esto….Por contra, en Italia, un astrólogo muy famoso ha predicho que lo esencial en el 2018 es que la gente dejará de dar crédito a supersticiones, cantos de sirena, postverdades, fake news, demagogias y falsos rumores. ¿Le creeremos? ¿Será cierto? ¿Hacemos caso de las estrellas cuando nos dicen que no hemos de creer en ellas?
Es una divertida antinomia esta del astrólogo italiano. Y, debidamente formalizada, puede acabar incorporándose al acervo de antinomias clásicas. Antinomias como las del famoso barbero de la aldea, en cuya barbería vemos un cartel que dice “yo corto el pelo a todas las personas de esta aldea que no se lo cortan a sí mismas, y solo a ellas” y que por lo tanto, se encuentra en un verdadero aprieto lógico a la hora de disponerse a arreglar su cabellera. O la del cocodrilo que tiene entre sus zarpas a un niño y le promete a su madre liberarlo solo si ella adivina exactamente qué es lo que va a hacer con la presa que ya tiene en sus fauces  (a lo que la madre, contesta antinómicamente “¡lo devorarás!”).
Mi antinomia favorita tiene la misma temática que los mejores chistes, esto es, trata de abogados. Es la famosa historia que nos cuenta Aulo Gellio sobre el sofista Protagoras y un alumno suyo. Protágoras había formado a este alumno en el oficio de abogado y le había cobrado tan solo la mitad de la formación, acordando que la otra mitad le debía ser abonada tan solo cuando el alumno ganase la primera causa. El alumno, llamado Evatlo o Euatlo, al terminar su formación se dedicó a la política (este infortunio ocurre a menudo entre quienes parece que van para juristas) y por lo tanto pasaron muchos años sin que interviniese en ningún pleito. Protágoras, muy frustrado, lo demandó, reclamando el restante 50%. Evatlo decidió defenderse por sí mismo, con lo que provocó una deliciosa situación antinómica; si ganaba el pleito, no debería pagarle nada a Protágoras, pero si lo perdía, tampoco. Y se podría ver el asunto al revés, pues perdiendo el pleito debería pagar, y ganándolo, también (a Leibniz le torturó intelectualmente esta historia, y dedicó parte de su tesis doctoral a analizarla).
La realidad es antinómica. Empezando por las matemáticas, cuya antinomia o indecibilildad en sus fundamentos ya demostró Gödel. También lo es la física que nos obliga a creer que los gatos cuánticos pueden estar vivos y muertos a la vez. Es antinómico el orden jurídico, pues vemos cómo desde el poder se retuerce o se soslaya la legalidad pretendiendo neutralizar con ello a quienes aspiran a hacer lo mismo. Y lo es, en fin, este bizarro mundo contemporáneo en el que la globalización se marida con el localismo, la democracia se amanceba con el viejo populismo y todo son redes sociales, likes, followers y amigos virtuales, mientras la soledad de la gente crece rampante y la insolidaridad es cada vez más aguda.
Ojalá tenga razón ese astrólogo italiano y el 2018 al nos menos traiga más razones y menos antinomias. Y que las estrellas nos permitan seguir trabajando y, a ser posible, seguir amando. Eso es todo lo que  podemos pedir. Y creo que es todo lo que podemos necesitar.

image

  1. wfosbery ha reblogueado esto desde joludi
  2. joludi ha publicado esto